BIRDMAN

Me había tomado mi tiempo para escribir una reseña de esta película por dos razones:

  1. Necesitaba dejar que la película se asentara en mi mente, asimilarla por completo.
  2. Tenía miedo de decir alguna barbaridad que me condenara a la crítica.

Pero ya superé el miedo, pues sé que diga lo que diga, habrá alguien en desacuerdo. Así que les advierto: todo lo que leerán a continuación, es mi más sincera opinión, siéntanse libres de diferir.

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Fui, como todo el mundo, a ver esta película con grandes expectativas, y con el pecho hinchado de orgullo mexicano.

Al final, a pesar de que terminé con un buen sabor de boca, algo parecía no encajar bien, fue, para mí, una película bastante lenta; comprendo muy bien que los momentos de diálogos largos que no ayudan a avanzar la trama, sirven para darle a la película el tono que quiere tener (es una película reflexiva, crítica, no una película para entretenerse), así como para dejarnos entrar más genuinamente en la personalidad de cada uno de los personajes.

Sin embargo, el hecho de que comprenda por qué es como es, no significa que, en lo personal, me haya parecido una película inigualable, impresionante, sin precedentes. ¿Es buena? Sí, pero comete otro de mis pecados narrativos menos favoritos: es obvia.

No hay algo que yo deteste más, tanto al leer como al ver una película, que darme cuenta de que están tratando con todas sus fuerzas de enviarme cierto mensaje. En el caso de BIRDMAN, es un mensaje acerca de la desvirtualización del arte, una crítica a la desmesurada importancia de las redes sociales en nuestra sociedad actual, a la importancia de las «celebridades» por sobre quienes hacen arte de verdad, a nuestro hambre por entretenimiento barato, por nuestra incapacidad de buscar algo más profundo, más verdadero, más artístico.

Todos estos mensajes, me parecen perfectos, los apoyo, me agradan, sin embargo, la película es obvia al desplegarlos ante ti, te lo pone todo en la mesa, no por medio de la narrativa y para que tú llegues a tus propias conclusiones, sino diciéndotelo (literalmente) a través de los diálogos. Porque, de hecho, es una película que se mueve por medio de dos cosas: los diálogos y la cámara, que parece no poder quedarse estática. A mí me gustan más las películas que te dan mensajes a través de lo que les pasa a los personajes, prefiero aquellas que te dan mensajes por medio de la acción, y no tienen que decirte de qué va por medio de los diálogos.

Cinematográficamente, es bastante interesante, tiene la apariencia de haber sido filmada en una sola toma (por supuesto, en realidad no fue así, aunque sí hay tramos bastante largos filmados de corrido, por lo que aplaudo a los actores, por ser capaces de mantener un personaje por tan largos ratos, y a toda la producción por la paciencia que debieron tener para lograr esto), y este formato hace que te sientas un poco más íntimo, más cercano con la historia y los personajes, que yo creo que es fundamental para que una película de este tipo le llegue al espectador.

No me malinterpreten, la película es buena, y me gustó: la historia es buena, las actuaciones también (aunque no estoy segura de que Emma Stone esté lista para cine tan serio), a pesar de lo que ya mencioné acerca de los diálogos, si me quito de la mente el hecho de que son obvios, son buenos y, me encantó que es el tipo de historia que te hace cuestionarte qué está sucediendo en realidad y qué está en la mente del personaje, y deja a tu criterio concluir si sólo eran sus alucinaciones o en verdad estaban sucediendo; sin embargo, me pareció un poco forzada en momentos y, como ya dije, obvia.

Sí la recomiendo, pero no para entretenerse un domingo, sino para cuando tengan ganas de ver una película que los va a dejar pensando.

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