Somos un todo.
Somos lo que demostramos por fuera, pero también lo que hay en nuestro interior.
Somos las decisiones que tomamos, pero también el alma con la que nacimos.
Es tan erróneo negar el cuerpo como negar el espíritu. Es erróneo disociarnos, hacer opuestos para todo.
Lo grotesco y lo sublime forman parte de una misma cosa.
Ser humano es ser contradictorio.
Por ser algo tan natural, ni siquiera habría de llamársele contradicción.