Hoy te escribo para recordarte que puedes ser lo que quieras.
Bonita, fea, gorda, flaca, mala, buena, promiscua, recatada, agresiva, pacífica, delicada, ruda…mientras sea eso lo que verdaderamente deseas ser.
Recuérdate a ti misma que eres un ser humano, ni más ni menos que ellos, sino exactamente igual.
Recuerda, no dejes que te dicten cómo debes actuar o reaccionar, qué debes usar, qué te debe gustar. Sé libre, y no le des más que oídos sordos a todo el que quiera arrebatarte esa libertad.
El mundo es tan tuyo como de ellos, exige lo que por derecho te pertenece, y no te preocupes cuando te cierren las puertas: tú naciste con todas las llaves.
Porque a veces el mundo parece olvidarse de que eres mucho más que una muñeca fabricada para su deleite, hoy te escribo para evitar que te convenzan de que lo eres.
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