Esta serie nos presenta la vida de una «mujer topo»; [Ellie Kemper] que tras quedar atrapada durante muchos años bajo la tierra en un búnker a causa de un pastor, logra ser rescatada.

Una de las primeras fallas que veo dentro de la historia es que nunca nos dicen como llegó nuestra protagonista ahí, la idea es muy buena pero se presenta de una manera mediocre.
Nuestra contemporaneidad no es fácil, vivimos llenos de tecnología, cultura popular y palabras nuevas que tenemos que estar actualizando, incluso para nosotros es un reto sobrevivir. Actualmente, los celulares son nuestros mejores amigos con cámara, cosa que la pobre e inocente Kimmy Schmidt desconoce; este es solo un pequeño ejemplo de las cosas a las que se tiene que enfrentar día a día.
Hay cierto toque creativo en la serie; uno de los pocos aciertos es el vestuario, ya que ver a una mujer hecha y derecha con tenis infantiles no es muy común pero, vamos, no es una situación hilarante.
Visualmente es débil, entra en el cajón de producciones comerciales en donde las escenas son típicas y ni siquiera presentan un movimiento de cámara atrevido o una perspectiva interesante.
Los personajes secundarios [Tituss Burgess y Jane Krakowski] son clichés tan acartonados que hacen toda la serie predecible y, para colmo, el guión es tan extraño que, desde mi humilde punto de vista, es comedia rara que no alcanza las expectativas de todos los que, al darle play al reproductor, esperan ver una serie para reírse.
También debes saber mucha jerga gringa para entender los chistes, pues dentro de la traducción se pierden. Un ejemplo es cuando unas chicas le preguntan a Kimmy si le gusta la «Molly», esto es un término común en EUA para el éxtasis.
Para mí es una serie absurda que no logra llegar a un nivel surrealista en donde se desempeñe buena comedia, simplemente es humor fácil. Sin duda no se la recomendaría a alguien pero esa decisión está en sus manos.
Hasta pronto amantes de Netflix.
Por Fere Gutiérrez Rubio Rojas

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